Neuro … qué?
Esto es lo que la gente responde cuando le pregunto si han oído hablar de la Neurogastronomía, sorprendidos por el término en sí y por su, quizá, carácter innovador.
Pero nada más lejos de la realidad, pues allá por el año 1825, Brillat – Savarin escribió “La fisiología del gusto” y se planteó cómo influye el comportamiento humano con relación a la alimentación.
“Dime qué comes y te diré quién eres” , ¿a qué esto ya te suena más?
Más contemporáneos a nosotros son chefs como Ferrán Adrià, Heston Blumenthal y Andoni Luis Aduritz, que en sus famosos restaurantes trabajaron y trabajan auténticos momentos de entretenimiento y placer gastronómico.
Hoy en día, es vital que sepas que tus clientes ya no van a tu restaurante a comer. Sí, has leído bien. No van por la comida.
La buena comida y el buen servicio han pasado a ser un comoditie, ya damos por sentado que eso debe ser así. Piensa… si hoy decides salir a cenar con tu pareja o con amigos ¿lo harás si piensas que la comida no va a ser lo suficientemente buena? ¿lo harás si crees que no te van a atender correctamente?
Entonces, ¿qué busca el cliente? Busca sentir un momento de felicidad para grabarlo en su memoria en forma de recuerdos positivos. Detrás de esto hay un hecho puramente emocional. Y tú eres el encargado de hacerles felices.
No es romanticismo, es la realidad del restaurante actual. Si no enamoras, no existes y si no existes no vuelven ni te recomiendan.
Y aquí la primera bomba: EL SABOR NO EXISTE
Ehhhh?
Espera, espera, déjame que te explique. El sabor no es algo físico, es una creación del cerebro subjetiva, personal y ligada totalmente a las vivencias de cada persona.
Por eso cuando probamos un plato, la sensación química se fusiona con los recuerdos y emociones que tenemos cada uno en nuestro interior para identificar el alimento y determinar si nos gusta o no, si nos evoca a la infancia, a un momento feliz, y por ejemplo nos recuerda a una persona querida que ya no está.
Es por eso por lo que cada alimento y preparación dejan una impronta diferente en cada persona. Hay factores externos e internos que influyen en esa percepción del sabor.
Y aun hay más, si en el instante de disfrutar de un plato cambiamos la emoción con la que siente el cliente, cambiamos su percepción del sabor.
Por ejemplo, dependiendo de la música que suene en tu restaurante el cliente percibirá más dulce o más amargo su café. A esto, Charles Spencer le llama Condimento Sónico.
Llegado a este punto, he aquí la segunda bomba: El 75 % DE LAS QUEJAS DE LOS CLIENTES ESTÁ RELACIONADA CON EL SERVICIO.
Y aquí es donde la Neurogastronomía aplicada puede ayudarte.
El dicho de que “Una mala comida se salva con un buen servicio, pero una buena comida no salva un mal servicio”, léelo otra vez.
La realidad de la mayoría de los restaurantes que sufren en sus ventas no es otra que la poca dedicación a las estrategias de atención del cliente y un pobre entrenamiento al personal de sala.
Los clientes acuden a vivir momentos placenteros que le generen felicidad y el personal de sala ha de trascender más allá de portar un plato desde la cocina hasta la mesa, es el responsable de generar felicidad en el comensal.
No con esto quiero que se me malinterprete, por supuesto que un buen chef es clave para el éxito del restaurante, pero ha de existir una excelencia común entre la cocina y la sala para que de esa felicidad que buscamos.
El trabajo de un consultor de restaurantes especializado en neurogastronomía aplicada, el mío, es facilitar que se genere un momento y un espacio en el restaurante donde se produzca la felicidad del cliente, alineando al equipo y capacitándoles para trabajar el ciclo de expectativas del comensal y la lectura del cliente para conseguir generar esa emoción positiva en él.
Y ahora, ¿sigues pensando que para aumentar tus ventas y tu impacto no influye el comportamiento humano?
Soy Noe Nieto y he venido a dar mucho de qué hablar.